Pasado unos días, Laura recogió su ropa y decidió volver a casa, junto a su pareja. Se despidió con lágrimas en los ojos de su amigo Luis, sin saber que iba a ser de ella en los próximos días venideros. Temía como iba a actuar a partir de ahora Javier, pero tenía una esperanza, de que solo hubiera sido una pesadilla que ya había tocado a su fin.
Piso el acelerador y condujo rumbo a su hogar. Hoy parecía que el tráfico era más abundante que nunca o quizás era su miedo el que hablaba. La carretera se congelaba a su paso, todo parecía ir más lento. Los peatones que cruzaban cuando el semáforo en verde estaba listo para ellos, posaban sus miradas en sus penetrantes ojos y creía ver en ellos, miradas de desaprobación ante la actitud que estaba mostrando, volviendo junto a él. Pero en un resquicio de su corazón creía que era la mejor idea que podía tener, debía enfrentarse a la situación y dejar de tener miedo.
Javier sabía que ella volvería de un momento a otro. No se lo pensó dos veces y decidió esperarla escondido detrás de una puerta del dormitorio, agazapado como un león esperando a su presa y con las uñas bien afiladas. Tenía en su disposición el látigo que tantos buenos ratos le había dado en otras ocasiones, pero ahora lo usaría para mostrar quien realmente mandaba en esa casa y no para dar riendas a sus placeres más ocultos. Esta chica, ya se estaba pasando demasiado de la raya y tenía que darle su merecido.
Laura se bajó del coche, con las bolsas de ropa en la mano e intentando mirar hacia al frente y pisar firme en el suelo. Pero seguía sin estar muy convencida de lo que estaba haciendo, el camino a casa había sido angustioso y la llegada a casa, le estaba causando aún más dolores de cabeza. Estaba cada vez más cerca de encontrase con él y su cabeza estaba a punto de explotar.
Giró la llave de la puerta de entrada a casa y comenzó a caminar lentamente por el pasillo, cómo si su pies fueran de plomo y casi no pudiera moverlos, comenzó a mirar hacia cada uno de los lados de la casa. Avanzaba con lentitud y se adentró poco a poco en su dormitorio para soltar las bolsas. Cuando de repente, sintió un golpe fuerte en su espalda y cayó desmallada al suelo frío de la habitación.